martes, 23 de agosto de 2011

Una tarde


Lanzo un puño de tierra al viento y este me devuelve una bofetada de arena, puedo ir a todos lados aunque prefiero quedarme en mí mismo. Me sonrío ante un charco, la llanta de un auto lo ayuda a devolverme la sonrisa y darme un abrazo. Se humedece la ropa, se secan mis ideas, y sonrío.   He callado un silencio, lo traigo en la boca, se asoma a través de la sonrisa.

La indiferencia me ata las manos, me impide saludar al vecino, y sonrío. No tirito de frio, el viento me hace cosquillas con hielo y una onda gélida me besa la boca dejándome restos de labial morado en los labios.

Veo como en el supermercado las marcas se llevan bien y viven en el mismo aparador mientras en la televisión se hacen pedazos, veo rostros con sonrisas materiales, y sonrío.

Al subir al transporte, saludo al conductor, quizá una piedra hubiese respondido y sonreído en su lugar, no se inmutó. Y sonrío.

Moraleja: Sonríe :D

lunes, 22 de agosto de 2011

Aprendiendo a volar


Todas las mañanas mi dragón y yo volamos sobre la gran ciudad. Observamos como los autos y la gente corretean a sus rutinas sin parar, somos buenos amigos del viento, él nos cuenta historias sobre el expreso de las almas, este es un tren que pasa a media noche sobre los durmientes del viento, y se encarga principalmente de trasladar almas en pena de un lugar a otro. El viento a veces vuela junto a nosotros, es muy voluble, a veces trae una depresión tropical que lo acongoja y otras es muy eufórico como si trajera dentro un huracán. A mi dragón le encanta posarse sobre un rascacielos, ––no sé por qué los llaman así–– me decía, ––¿será que el cielo tiene prurito en las nubes? ––. Já. Es un bromista.
Ese dragón cabe en mi mochila, es pequeño, lo llevo a volar con mis alas hechas de cartón, tarde o temprano él crecerá, para cuando mis alas se humedezcan o doblen de tanto volar, él ya habrá aprendido y me llevará a pasear.  En lugar de arrojar fuego por la boca, recita ardientes poemas que cautivarían al corazón más duro.
Esta mañana por fin aprendió a volar, recuerdo claramente el proceso que le dicté:

––Concentra toda la fuerza en tus alas.

––Inclina tu cabeza, flexiona las rodillas.

––Abre las alas y aviéntate al vació sin ver lo que dejas atrás.

Y voló! Pero ya no regresó. Si amas algo, déjalo ir dicen por ahí. Extraño a ese dragón.
Una tarde volé tan cerca del sol y mis alas comenzaron a incendiarse, como una estrella fugaz que se desvanece, ––este es mi fin––pensé. De pronto, un dragón apareció, mi amigo. Me consiguió un par de cohetes hechos con tecnología marciana de punta. ––¡ Genial, regresaste !––exclamé y el dragón sonrió. Y juntos iniciamos un vuelo alrededor de la vía láctea.

sábado, 6 de agosto de 2011

Sin reflejo


Caminando entre las nubes, no me di cuenta, comencé a caer de forma inesperada, si no hubiese sido por el sol quien con sus rayos fuertemente me sujetó para hacer suave mi caída y me colocó cuidadosamente en un cráter de la luna. Como buen astronauta me lancé al vacio de regreso a mi hogar en la tierra, pasé algunos días orbitando el planeta antes de pisar suelo firme. Aterricé en una tormenta, era una tormenta en un vaso de agua, inmediatamente salí del vaso que estaba junto a una pecera, esos gupis volaban en el agua y dibujaban reflejos multicolores en cada aletazo. Salí de ese lugar y me dirigí directamente a un baño, ahí había un espejo enorme, pero, algo curioso, mi reflejo no estaba ahí, –que rayos! – exclamé asustado y preocupado, un golpe directo al espejo lo fragmento en mil pedazos, hui de inmediato, –A dónde voy– pensaba sin respuesta. Encontré a un mendigo en el camino de esporas, me dijo que yo era un vampiro, –Diantre!, eso no existe– me miró indignado y se disolvió como café en el agua. –Ahora entiendo– por eso no había reflejo en el espejo, pero!, por qué me tocó el sol sin hacerme daño, –eso pasa por que caminas en tus recuerdos–me dijo una anciana de aspecto fúnebre que pasaba por ahí, –es el recuerdo de tu ultimo amanecer–me explicaba cuando de pronto me tomó de la mano y me lanzó con tanta fuerza al cielo. Otra vez estoy sobre las nubes donde estaba caminando, no quiero volver a caer, tomaré un Red Bull.