domingo, 20 de noviembre de 2011

Una flor


Ella vivía en una flor
Con puertas de pétalo
Ventanas de rocío
Sonreía cuando amanecía
No se sabía
Si ella vivía en la flor
O la flor vivía en ella
O sólo era un reflejo dentro de otro
Ella vio pasar un abejorro
Los buenos días le dio
Un vecino llama a su puerta
Era su amiga abeja
Le pide un poco de miel
Pues se le acabó
Ella abre su paraguas
Y las gotas no la tocan
Es tanta su belleza
Que temen mojarla
Ella vivía en una flor
Hasta que se mudó a mi corazón.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Rimando

Esto es un juego desconocido
Todo vibra en un solo sentido
Explota sin estereotipos
Lo humanos, tan mezquinos.

El grande se come al chico
Refrán viejo y conocido
A prueba se ha llevado
Está más que comprobado.

Carcajear mientras se pueda
Después viene el destino y lo cobra
Mientras construimos esta obra
Ríete a toda hora.

Me bajo en la siguiente avenida
Los suburbios han sido lo mío
Visíteme cuando quiera
Vivo ahí cerca del río.

Estoy rimando sin sentido
Un labio me he mordido
Tranquilo, no pierdas el ritmo
Hasta los colores se hacen descoloridos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Velada


No tengo rostro para nombrarme
Te guardé tantas veces en mi pecho
Ya no quiero liberarte
De vacío se llenará ese hueco.

Un escudo de palabras
Para darle vida a lo incierto
Tú, bella dama del espejo
Reclaman tu nombre mis posadas.

El amar disfrazado de querer
Las sombras de tu luz
La ineptitud de mi avidez
Sonrojo el corazón al comprender
No me amas,
El acertijo, jamás podré resolver.

Mirar al cielo y cegado por tu mirada
Brotan lágrimas mineralizadas
En un suburbio de noche aguda
Latentes están las corazonadas.

Amarte mucho
Más que un juego de palabras
Ya no me escucho
Princesa de manos delicadas.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Un dulce

        Entró a un cuarto oscuro, se cerró la puerta a su espalda, sólo se veía una pequeña rendija de luz por debajo de la puerta, tenía las llaves en su mano, las lanzo por debajo de la puerta, hacia afuera, pobre tonto. No quería ser liberado de su propia oscuridad, se quiso auto-engañar tratando de forzar la puerta para salir, gritaba ásperamente “¡sáquenme !” … cuando en verdad quería quedarse ahí, a su espalda comenzó a proyectarse en diapositivas cada uno de sus fracasos, hasta que el adulto comenzó a llorar cual niño al que se le ha robado un dulce.

Ahora comprendes por qué no debes robarle un dulce a un niño. Todo lo anterior te sucedió en su mente.