lunes, 23 de abril de 2012

Un libro


Abrir el libro y leer hasta saciar el paladar de lo desconocido, inhalar la niebla de letras recién llovidas en un papel con olor a bosque y el crujido de hojas al caminar, al cambiar la página se muere y se renace, un parpadeo transitivo entre el limbo y la vida eterna. La mirada va en cacería de letras espontaneas, presas voluntarias dispuestas a alimentar esa curiosidad salvaje del nuevo mundo, de la necesidad de aprender. El libro se convierte en una sombra ajustable construida por el escritor, una sombra generadora de luz y que siempre está a tus pies.

Así considero a los libros:

“Algunos frutos del árbol se digieren con el estómago, otros con la imaginación.”
“Los libros, nos ven nacer y envejecer, sucumbir y renacer, de leer hacen un placer.”
“Son la cuchara que nos da a probar el infinito a sorbos.”
“Cada libro es un mundo plano con ideas redondas.”

( Tema motivado por mi querida maestra de letras Sonny Luna )

lunes, 16 de abril de 2012

El invitado

Miguel, un chico introvertido, invitó a cenar a Nayeli, que en un futuro sería su esposa, si todo marchaba según lo planeado. Esa tarde-noche fue el punto de inflexión nunca esperado, frente al restaurante donde se habían citado, rondaba un tipo con aspecto desagradable y clamaba por un poco de alimento. Una vez frente a la pareja, aquel sujeto clamó no solo alimento, sino un poco de compañía, incomodados pero abnegados, Miguel y Nayeli accedieron a ser acompañados por él en su mesa. Tal sujeto alegaba —no seré una carga para su cita— lo cual no fue del todo cierto. La pareja comenzó a dialogar como de costumbre, de pronto surgieron preguntas sobre su futuro juntos, de manera abrupta, el sujeto invitado contestaba cada pregunta sin consultar a la pareja, esto incomodó a Miguel e intentó correr a ese hombre harapiento, Nayeli se opuso. Luego, de alguna manera el invitado concordaba con las ideas de Miguel, ahora Nayeli lo quería fuera de su mesa, pero Miguel se negó. Ese sujeto inesperado llenó de cólera e incertidumbre el corazón de la pareja que minutos antes, habían trazado una línea horizontal, y ahora poco a poco se desvanecía, lanzando el amor que quedaba, como arena al viento. Miguel y Nayeli, enfurecidos, salieron del restaurante sin pagar, salieron cegados, poseídos por no sé qué.
Cuando el mesero se acercó al tipo aquél, vio un Rolex en su muñeca, se quitó los harapos de encima y resultó un tipo con clase, pagó la cuenta y dio buena propina incluso al chef. El mesero preguntó —¿cuál es su nombre, señor?— a lo que contestó —Silencio, mi estimado amigo, me llamo silencio—
Todo esto lo narró el dueño del restaurante de la calle bugambilias, ubicado en el parque central. El tipo aquel tal vez solo tenía hambre de compañía.

domingo, 15 de abril de 2012

Indefenso

Ahogar el tiempo en ese vaso de agua medio lleno mientras los escalofríos se divierten en mis huesos bailando un tango, la mirada se vuelve borrosa, tal vez la tierra húmeda de mis parpados ha dejado libre su niebla. Tal vez la tos es quien trae el tambor y por las noches no  deja dormir. Alguna bacteria tuvo el mal gusto de ecualizar mi voz, sin conocimiento alguno del equipo que está manejando y ¡vaya!, se está divirtiendo.

Ultimo informe recibido de mi cuerpo de batalla:

Las defensas han sido burladas, capitán, el muro de “vitamina C” ha sido asediado con catapultas y la puerta principal no resistirá los arietes de tos, la caballería ligera fue disuelta por estornudos kamikaze, los cañones de jarabe nos han sido dañados; por si fuera poco, la pólvora de los mosquetes de los anticuerpos se ha humedecido. He ordenado retirada, capitán, a espera de nuevas órdenes.

Ni modo… ahora vuelvo, voy a la farmacia por un antigripal. 

domingo, 8 de abril de 2012

Una técnica

La asociación como gran virtud humana, o quizá, solo una técnica de supervivencia del cerebro, como la camisa recién planchada necesitada de un gancho para no arrugarse. Buscamos asirnos para no errar, usamos símbolos que indiquen qué podemos y no podemos hacer en determinados lugares y circunstancias, mordemos los lápices haciéndole muescas en zonas específicas para poder diferenciarlos del resto y de la mala costumbre de las empresas de hacer todos iguales. Asociamos rostros con lugares, fotografías con tiempos y calendario, lágrimas con personas, risas con momentos, cicatrices con recuerdos, etc.

Instrucciones:
1.-Analice detalladamente objeto, persona o cosa a recordar.
2.-Busque una seña determinada, un diferencial, si no lo tiene, cual granjero a sus reses hágalo usted mismo.
3.-Recuerde y si es posible, anote esa seña específica.

[Me dispongo a barrer la banqueta esta mañana, para saber cuál de todas las escobas es la indicada, solo busco la de palo más arqueado y cerdas de color rojo]

jueves, 5 de abril de 2012

Trozos

Puedes romperte en mil pedazos
Alguien sabrá donde colocarlos
No es difícil romperse en varios trozos
Difícil es que ninguna persona quiera armarlos.

Los trozos se convierten en astillas
En miradas furtivas afiladas
Capaces de rasgar esperanzas
Y de derretirse al calor de las brasas.

Con el tiempo los trozos afilados
Se vuelven puntas de lanza
Se funden con otros cuerpos
Al ser lanzados con fuerza.

Te haz roto en mil pedazos y fracción
Al grado de no recordar la combinación
La persona adecuada no ha llegado
Decidiste tirar todas las piezas al mar, abnegado. 

domingo, 1 de abril de 2012

Implosiones

La sensación de estar a punto de estallar sin hacerlo, implosiones de los átomos más recónditos en el paladar de la nada, las reflexiones se tornan color transparente casi imperceptible a esa sensación de salir huyendo estando atrapado, el desahogo de unas risitas amargas se desplaza desde el corazón hasta la garganta, gritando se sale el alma.
 No sabemos leer pero lo intentamos, no sabemos leer miradas pero malinterpretamos, no sabemos leer mañanas confundiéndolos con atardeceres. No somos las mismas letras desde que regalamos el corazón, no sabemos decir no desde aquella independencia causante de mil pensamientos muertos y sueños deshabitados y áridos de tanto lloverle lágrimas.
Tocamos nuestro pecho, ya no se oye el latir de un corazón, en su lugar se encuentra un reloj de péndulo, un péndulo que golpea agresivamente cada segundo, hasta las hormigas se asustan, las arañas se envuelven en su telaraña de alambre, en estos tiempos ya no se sabe si las cascadas suben o bajan. No sé leer en voz alta.