Abrir el libro y leer hasta saciar el paladar de lo
desconocido, inhalar la niebla de letras recién llovidas en un papel con olor a
bosque y el crujido de hojas al caminar, al cambiar la página se muere y se
renace, un parpadeo transitivo entre el limbo y la vida eterna. La mirada va en
cacería de letras espontaneas, presas voluntarias dispuestas a alimentar esa
curiosidad salvaje del nuevo mundo, de la necesidad de aprender. El libro se
convierte en una sombra ajustable construida por el escritor, una sombra
generadora de luz y que siempre está a tus pies.
Así considero a los libros:
“Algunos frutos del árbol se digieren con el estómago,
otros con la imaginación.”
“Los libros, nos ven nacer y envejecer, sucumbir y
renacer, de leer hacen un placer.”
“Son la cuchara que nos da a probar el infinito a
sorbos.”
“Cada libro es un mundo plano con ideas redondas.”
( Tema motivado por mi querida maestra de letras Sonny Luna )