jueves, 30 de agosto de 2012

A veces


A veces faltan los «te quieros»,
ni muchos ni pocos,
como bollos para el café.
Solo pido unos cuantos
para reemplazar la nutella;
para endulzar el pan tostado.

Una embarradita de pasión,
no le hará mal al corazón,
siempre y cuando, sea tu voz
esa suave canción
que proclame la oración.

De tu fotografía nacen flores,
sobre el papel Deshojadas,
en forma de tinta derramada
con versos afilados
clavados en mis entrañas.

Bajo una máscara árida,
se ha escondido
la fertilidad de este corazón,
que te sigue queriendo
aunque no le dirijas la palabra.

jueves, 23 de agosto de 2012

Sos héroe


Sos un héroe por enfrentarte al destino y trazar otro camino, aunque las arenas del tiempo caen sobre tu cuerpo, intentan sembrarte vivo, escapas, las linternas de tus ojos ya no quieren dar luz, pero tu heroísmo impide apagar esa llama, el peor castigo que puedes recibir es no pelear, dejarte enfrascar por los gigantes para que te coleccionen junto a sus especímenes raros y se diviertan de vez en cuando agitando el frasco. EL miedo forja a los héroes, calienta tu alma al rojo vivo hasta derretirla, vertiéndola poco a poco en tu cuerpo, el héroe está listo para luchar por sus ideales, abriendo una trocha cada vez más amplia entre los rumores; para los demás nada de esto tiene sentido, para tí, para el héroe sobran palabras, sobra entendimiento, falta temor, falta suponer. El héroe no busca castigar, busca un equilibrio entre la bruma que opaca el universo, se alimenta de justicia, sí, el héroe se alimenta de justicia aunque el significado de esa palabra esté erosionándose últimamente.

domingo, 19 de agosto de 2012

Sin Nombre


Ya no sé mi nombre de memoria, recuerdo haberlo dejado ahí, sobre ese baúl apolillado y polvoriento junto a la cama, escrito con tinta china. Desapareció sin dejar rastro, pienso que fue mi culpa, cuando dejé la ventana abierta en una tarde de tormenta, tal vez me arrepienta por perderlo, tal vez no. Sin duda muchos ya tenían ese nombre si no mal recuerdo, eso me quitaba originalidad, y no estaba bien si «quería ser diferente a los demás», supuse. El nombre, la sombra, entre otros accesorios venían sellados en el mismo paquete como sucede con un electrodoméstico nuevo, poco a poco se van perdiendo las piezas originales. Ahora puedo llamarme como sea o mejor aún, quedarme sin nombre, ciertamente es una falsa ilusión porque el convencionalismo de la sociedad es llamar a las cosas por su nombre, ¿Qué más da?, alguien ya encontrará la forma de sustituir mi viejo nombre con otro. O llamarme de alguna manera.

viernes, 17 de agosto de 2012

Comparando


Según el análisis del narrador, la mayoría de escritos en redes sociales se basan en comparativos, analogías y sexo. El verbo ser/estar, sin duda, el más utilizado por su facilidad de encaje, así como significado y enlace de las oraciones. El narrador omite leer texto con contenido erótico, pues a su manera de ver, páginas con ese tipo de contenidos, abundan, además se harían más interesantes si tuvieran una trama. Los comparativos parecen fáciles de enlazar pues no debe haber ninguna relación entre las palabras u oraciones. «El cielo es un oscuro camino» [¿Qué tal?, fácil ¿no?]

sábado, 11 de agosto de 2012

Corre, Oscar, Corre


Con esto de las olimpiadas ese ímpetu glorioso deportista brota de la nada, dan ganas de desempolvar ese par de tenis de atletismo y salir disparado a competir con las señoras que corren a sus clases de zumba por las mañanas, se siente la libertad, las piernas y brazos comienzan a recordar poco a poco su objetivo: cazar, correr, zancada tras zancada. La maquinaria parece estar en buen estado, al menos los engranes se ven completos. Los pulmones le vuelven a hablar al corazón pues estaban peleados. De pronto brota Usain Bolt del interior, comienza la persecución cuando sueltan a la bestia que devora, el tiempo; inicia el cronómetro, una pelea ardua contra los segundo se desata, pareciera eterna, los segundos usan ropa aerodinámica y el cansancio hace su presencia metiendo freno de mano, los pulmones chupados asemejando a una lata de Coca-Cola apachurrada. Tiemblan las piernitas  temiendo desvencijarse. El sudor hace su presencia después de mucho tiempo. Hace tiempo ya no corría así, creo que se ve más entretenido, divertido, en la televisión.

jueves, 2 de agosto de 2012

Historia de supermercado


Raymundo y María se conocieron en un supermercado, establecieron el primer contacto visual cerca de cajas, eran las 18:45 en un día de quincena ordinario [No lo sería para ellos]. —¿Qué haces, Raymundo, a estas horas en el supermercado? Si todo lo dejas para mañana—. Después del primer avistamiento, y con la mirada clavada en María, la siguió en cada paso hasta que la vio desaparecer justo en la sección de lencería, Raymundo era gustoso de andar por ahí pero una barrera de pudor y moralidad lo frenó, la dejó de seguir. Veinte minutos más tarde, María, en la sección de panadería; se dio cuenta que la miraban, era Raymundo enfrente, en la sección de Vinos. María se las gastó para esconderse entre la bollería y los pasteles, siendo que ella estaba a dieta, logró evadir el antojo, eso no detendría a Raymundo. Raymundo tendió una trampa, se las ingenió para cambiar algunos precios en la sección de frutas y verduras, las ofertas fueron anunciadas por altavoz —No podrá resistirse, vendrá—por supuesto, fue, pero al ver la multitud apoderándose de la mercancía; se retiró inmediatamente, sin embargo Raymundo no desistió. María estaba escuchando algunos discos, Raymundo a espalda de María dijo —De ese disco me gusta la canción «Tu mirada es inolvidable»— [La canción favorita de María]. María sonriendo volteó rápidamente construyendo un puente con la mirada de Raymundo, así como construyeron el puente, se vino abajo inmediatamente. Entonces María comenzó a huir perseguida por Raymundo, tropezándose con lechugas y zanahorias, la persecución se prolongó desde la sección de desodorantes y tintes para el cabello hasta electrodomésticos, Raymundo pudo resistir la tentación al pasar frente a los refrigeradores de cervezas bien frías, todo por María. Al final, la perdió de vista, no pudo seguirle el rastro a pesar de haberla correteado con un carrito de compras. Desilusionado, Raymundo pasó frente a cajas a liquidar su mercancía. Cuando llegó a casa, mientras colocaba las cosas en su alacena, dentro de la bolsa encontró una servilleta con un número telefónico anotado y una nota que decía: «Hola, mi nombre es María, llámame».