miércoles, 30 de abril de 2014

Escribir

Escribir hasta romper el papel
La pluma será una daga que
Atravesará mi alma y se escurrirá
Por mi piel, desangrará mis letras
Mi enojo, mi rabia se torna humana
Mientras se acerca, el alma se me va
Se me derrite entre las piernas
Todo me tiembla, se me van las fuerzas
La furia incandescente
Ilumina siete metros cúbicos
El radio de mi enojo
Alcanza a recorrer el pasado
Y a sobrepasar el futuro
No se acerque por favor
No lo haga, sus pasos palpitantes
Se hacen más fuertes
Retumban como fusiles
Mis pensamientos se desvanecen
Sobre el paredón
Y usted insiste en acercarse
No lo haga.
Escribiré entonces
Como la fugacidad de una estrella
Que pasa cada cientos años
Desapercibida, pero brillante
Desintegrándose en líneas de texto desorbitado
Mientras usted insiste en acercarse
Yo me extingo como llama sin oxigeno
Como especie sin asilo

Como mar sin convertirse en nube. 

domingo, 13 de abril de 2014

Nadie me ve

Miro a través del espejo,
nadie me ve
eso creo
me siento protegido
miro a los demás moviéndose
sonriendo
llorando
sigo mirando
ellos no me miran
ni siquiera un poco
no les da curiosidad el espejo
no voltean
no lo ven
no les interesa.
Alguien se acerca
Se aproxima
Rompe el espejo
Y me libera
Extraño mirar a través del espejo
Donde nadie me ve
O al menos

Disimulan no verme.

domingo, 6 de abril de 2014

Estatua

Desperté sin recordar nada, todo daba vueltas como el planeta pero sin enmarcar las 24 horas, mis pensamientos no cesaban, como río fluyendo entre las piedras, hacían un ruido extraño que mantenía mi atención fija, al intentar girar la cabeza, miré a la medusa de frente, me miró fijamente mientras sus cabellos de serpiente figuraban látigos queriendo devorar de un bocado mi piel, mientras me miraba me quedé petrificado, no podía moverme, mis brazos no me respondían al igual que mis piernas, no podía gritar por más que mi mente sollozaba y esos gritos se opacaban una y otra vez, se desvanecían en mi interior, mi cuerpo se había convertido en el cautiverio de mi alma, la medusa se sonreía de forma expansiva mientras mi mente exigía movilidad a mi cuerpo sin algún resultado. Mientras veía como poco a poco mi cuerpo se convertía en piedra, imaginé en un segundo: cómo sería mi vida de estatua, en lugar de pensamientos tendría palomas rondándome la cabeza, ya no sentiría la brisa del mar, ya no probaría los deliciosos manjares de la vida. Ojalá me pongan en un parque, me dije, así podré ver a las muchachas guapas mientras el viento juega con sus cabellos y los turistas a mi lado tomándose fotos. De pronto volví en mí, no se trataba de medusa, era un espejo, un espejo que poco a poco me petrificaba mientras reflejaba mi realidad, mi realidad la cual no aceptaba, la que siempre me mantenía atrapado en la imaginación, una imaginación la cual puede mantenerme atrapado durante una eternidad en tan solo unos cuantos segundos.