lunes, 19 de septiembre de 2011

Retoños


Madre, he cometido un crimen, no merezco ser tu hijo, lamento decírtelo pero no hallo forma alguna de desahogo. –¿Pero qué has hecho?—lo que te he dicho madre, la lleve al lugar más recóndito que te puedas imaginar, ella lloró y suplicó, yo no quería madre, pero no tenía otra opción. 

Sí madre, maté una ilusión, la mía, la de vivir, la de estar aquí, y yo morí con ella, mi cuerpo quedó inerte durante largo tiempo, los días eran frías sombras con un poco de luz resplandeciente. Mi sed era de razones, de preguntas existenciales. 

No llores, madre, su muerte me abrió los ojos, disipó la niebla tenebrosa que acechaba mis mezquinos sentimientos. Esa ilusión había sembrado en mi pecho semillas de esperanza antes de marcharse, sin darme cuenta, han renacido más ilusiones. ¿Sabes, madre?, tú regabas esas semillas de esperanza, sin darme cuenta, no sé como lo hiciste, pero lo hiciste. Ahora retoñan y no caben en mi pecho.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Dejando rastro


Existen migas en todos lugares, migas de existencia al vivir, migas de presencia al estar ausente, migas de verdad rodeadas de mentiras.

Arena, migas de desierto transportadas por el viento hacia la gran ciudad.

Migas de cristales al romperse, reflejando migas de mí al asomarme. 

Hojas, migas de árbol que alguna vez fueron un todo, ahora son  un ente sin rumbo, pero libre. 

Nubes, migas de tormentas y huracanes, condensadas de agua como leche azucarada. 

Recuerdos, migas de personas, hechos o cosas, historias soberanas de nuestra memoria, encapsuladas en píldoras que se toman cada ocho horas para dar a nuestra alma fortaleza.

Migas de avaricia esconde la riqueza bajo sus finas garras de nobleza.

Migas de debilidad hay en la fortaleza, el talón de Aquiles, una de ellas. Puntos débiles capaces de derribar fortaleza.

Migas como huellas dejando rastro, evidencian mi presencia aquí, pero mi ausencia allá. Dejamos migas para no perdernos, las migas son un comodín, pues la vida es un juego, uno donde jugamos a encontrarnos. Por eso inventamos realidades fantasiosas como mapas para que la búsqueda sea menos escabrosa. 

¿Y tú, ya dejaste rastro de migas para poder encontrarte al final del camino?

jueves, 1 de septiembre de 2011

Reclamo


El cielo se desnuda
La tierra estremece
Muestra virginal pureza
Se le ve impaciente.

Se siente deshonrada
Sus flores marchitas,
Se siente ultrajada
Por sus residentes.

Sierras acometen bosques
Sodoma renace,
Árboles lloran resinas
Por una ciudad campestre.

Madre abnegada
A sus hijos compadece
La tierra erosionada
Con el vino que enardece.

Disparos cimbran oídos,
Cristales rotos,
Espejos empañados,
Aleluyas desesperados.

¿Dónde vamos a vivir?
¿Dónde vamos a crecer?
¿Dónde vamos a reír?
¿Dónde vamos a soñar?