viernes, 4 de noviembre de 2011

Un dulce

        Entró a un cuarto oscuro, se cerró la puerta a su espalda, sólo se veía una pequeña rendija de luz por debajo de la puerta, tenía las llaves en su mano, las lanzo por debajo de la puerta, hacia afuera, pobre tonto. No quería ser liberado de su propia oscuridad, se quiso auto-engañar tratando de forzar la puerta para salir, gritaba ásperamente “¡sáquenme !” … cuando en verdad quería quedarse ahí, a su espalda comenzó a proyectarse en diapositivas cada uno de sus fracasos, hasta que el adulto comenzó a llorar cual niño al que se le ha robado un dulce.

Ahora comprendes por qué no debes robarle un dulce a un niño. Todo lo anterior te sucedió en su mente.

2 comentarios:

  1. Como nadie comenta en este blog … ¡yo! O sea tu ego, te me voy a dar mi punto de vista, estás bien chiflado … lo que me gusta es que escribes casi todo lo que te dicto.

    También te me echó porras, escribes bien ahora podemos ir en paz.

    ResponderEliminar