martes, 8 de noviembre de 2011

Velada


No tengo rostro para nombrarme
Te guardé tantas veces en mi pecho
Ya no quiero liberarte
De vacío se llenará ese hueco.

Un escudo de palabras
Para darle vida a lo incierto
Tú, bella dama del espejo
Reclaman tu nombre mis posadas.

El amar disfrazado de querer
Las sombras de tu luz
La ineptitud de mi avidez
Sonrojo el corazón al comprender
No me amas,
El acertijo, jamás podré resolver.

Mirar al cielo y cegado por tu mirada
Brotan lágrimas mineralizadas
En un suburbio de noche aguda
Latentes están las corazonadas.

Amarte mucho
Más que un juego de palabras
Ya no me escucho
Princesa de manos delicadas.

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