miércoles, 11 de enero de 2012

Simulacro

Entro al cuarto sin encender la luz, apenas se ve una resolana, con ella alcanzo a divisar la hora en ese pequeño reloj colgado sobre la puerta, ¡las tres!, y en la mente se construyen condominios enormes hechos de preguntas y afirmaciones. ¿Cómo paso tan rápido el tiempo?, ¿Va bien ese reloj?, ya es muy tarde y aún no he terminado, etc. Todas las ideas estaban transitando tranquilamente, hasta aquel instante en que la mirada se sincronizó con ese reloj y produjo una carambola en un segundo. Llegaron ambulancias, paramédicos y bomberos a auxiliar a esos planes que no se iban a cumplir, a rescatar esos trabajos pendiente que no sería terminados, se usaban pretextos inventados como camillas para trasladar aquellos planes a la agenda más cercana … mientras la debacle se efectuaba, un pensamiento vigía lanzó un grito con eco resonante: El reloj está detenido, y fue entonces cuando echaron  a andar la máquina del tiempo para retroceder un segundo antes, donde se generó el desastre. La pila se había agotado y las agujas de ese reloj se hicieron infértiles, no podrían fecundar agendas, ni educar a los minutos como sus hijos, ni abrazar a las horas como sus princesas. Cambié la pila y todo volvió a la normalidad.

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