No sé graznar como cuervo y si me colocaran entre ellos, sólo les diría “pio”.
La pirámide mayor intenta llegar antes que la pequeña, al
sol, cuando en realidad el sol las tocará a ambas de todas formas. De una o de
otra manera dejaban que los brujos mayores analizaran el bienestar de la tribu,
los habitantes creen en la democracia pero jamás la han visto por eso acuden a
los brujos. Pronto se acerca la hora de elegir un nuevo líder para la tribu.
Pero sus habitantes han comido la manzana de Adán y han abierto los ojos, se
dan cuenta, son prisioneros voluntarios de un sistema de creencias cíclicas, un
hechizo que intentan romper repudiando a sus líderes quienes los manipulaban
con palabras repetitivas. Hasta el acero se rompería con la rutina y entre
dimes y diretes, entre flechas, espadas y arietes… la tribu intenta rescatar a
golpes a la democracia, pero la mayoría no la conoce y los pocos que la
conocieron ya no están.
[No me gusta hablar de política porque no soy experto, pero lo
hago, creo en la democracia pero no sé si creer en sus profetas]
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