domingo, 6 de julio de 2014

Antes de dormir

Me dispongo a dormir y antes que todo, antes de ponerme el pijama, me quito todas las responsabilidades, las cuelgo a un lado del guardarropa para que no se arruguen. De los pies me quito todo el peso de los pasos mal dados y de los pasos que no di. Luego me quito los abrazos que no di, por cierto cada día pesan más, y los guardo en el primer lugar que se me ocurra. Me quito mis otros yo que cada día son más. Me froto las manos como queriendo encender una  fogata presionando un leño contra otro, pero el único fuego que llega es el de mis ojos que se iluminan una y otra vez cuando te recuerdo y te imagino del otro lado de la cama que aún está disponible. Miro el reloj varias veces antes de recostarme para calcular el ‘tiempo que dormiré´ y calculando aproximadamente las ovejas que contaré, los giros sobre mi propio eje que daré sobre la cama, las patadas de futbolista en tiro libre directo que daré involuntariamente, los jalones de cobija que aún no he contado pero sé que está vigentes. Me recuesto al fin, apenas cierro los ojos, apenas y parpadeo cuando vuelvo a abrir los ojos y tan rápido han pasado cinco horas, el sueño se va, no sé a dónde va tan temprano, tal vez se va a buscarte para darte los buenos días de mi parte.

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