sábado, 12 de mayo de 2012

Escribí una tarde


Comprar un collar para el perro que no se tiene o conservar la jaula abierta del canario que se fue al otro mundo, con la esperanza de su regreso. Encerrarse entre cuatro paredes haciendo por alcanzar el infinito como el pintor pobre, intentando conversar con las paredes. Tal vez es necedad, a la mejor la fe seduce a nuestra montaña interna. Escribir sin decir nada pero expresándolo todo, escribir a veces para huir y otras para llegar.

Quizá el canario no vuelva a su jaula
Pero es libre ahora, el cielo es su aula
Mientras te encierras en esas paredes
Y no son precisamente laureles
Acariciando la botella de vino
Que consagra y te hace digno
Del eco, aunque seas mimo
Tu sombra, tu secreto intimo
¿Es cobardía refugiarse en abadía?
Si todos buscamos refugio según mi teoría
Me apetece escribir
Y por un momento huir.

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