sábado, 6 de agosto de 2011

Sin reflejo


Caminando entre las nubes, no me di cuenta, comencé a caer de forma inesperada, si no hubiese sido por el sol quien con sus rayos fuertemente me sujetó para hacer suave mi caída y me colocó cuidadosamente en un cráter de la luna. Como buen astronauta me lancé al vacio de regreso a mi hogar en la tierra, pasé algunos días orbitando el planeta antes de pisar suelo firme. Aterricé en una tormenta, era una tormenta en un vaso de agua, inmediatamente salí del vaso que estaba junto a una pecera, esos gupis volaban en el agua y dibujaban reflejos multicolores en cada aletazo. Salí de ese lugar y me dirigí directamente a un baño, ahí había un espejo enorme, pero, algo curioso, mi reflejo no estaba ahí, –que rayos! – exclamé asustado y preocupado, un golpe directo al espejo lo fragmento en mil pedazos, hui de inmediato, –A dónde voy– pensaba sin respuesta. Encontré a un mendigo en el camino de esporas, me dijo que yo era un vampiro, –Diantre!, eso no existe– me miró indignado y se disolvió como café en el agua. –Ahora entiendo– por eso no había reflejo en el espejo, pero!, por qué me tocó el sol sin hacerme daño, –eso pasa por que caminas en tus recuerdos–me dijo una anciana de aspecto fúnebre que pasaba por ahí, –es el recuerdo de tu ultimo amanecer–me explicaba cuando de pronto me tomó de la mano y me lanzó con tanta fuerza al cielo. Otra vez estoy sobre las nubes donde estaba caminando, no quiero volver a caer, tomaré un Red Bull. 

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