Ella se sentía culpable al ver lo que había hecho empero no
se arrepentía de lo sucedido. El aire con sabor a sal revuelto con humedad del
atardecer la bañaban en culpa, una sudoración extenuante le desgastaba las
ideas girando en sus pensamientos, un carrusel que se repetían una y otra vez
en su laberinto de memorias. Las personas no mueren de amor, dicen, ella
demostró lo contrario, cuando detonó el beso con su lengua como percutor sobre
la frente de aquel inocente muchacho enamorado, sus labios aún desprendían olor
a pólvora quemada. Usó el cariño como silenciador para disparar ese beso con la
punta de sus labios, el beso expansivo se ramificó a través de todas sus
neuronas dejando esquirlas de luz tenue, raíces secas de un árbol con
anterioridad frondosas. No hubo testigos, por lo tanto no se le acusó. Ella
sabía que la decisión fue tomada por parte del muchacho, le insistió tanto a
ella jugando a una especie de ruleta rusa, fue ingenuo creyendo que esos labios
eran inofensivos.
lunes, 23 de julio de 2012
martes, 17 de julio de 2012
Después de la granizada
Taurino era el menor de todas sus hermanas; por
consiguiente: el único varón, después que su padre, muy estricto por cierto,
expresara a su madre con voz amenazadora el deseo de tener un varón y si su
deseo no era cumplido, ella recibiría tormento desmedido. La pobre señora
desconsolada rezó a todos los santos habidos y por haber que la criatura
residente en su vientre fuera un varón. Fue un milagro anunciado, el buen
Taurino había nacido sano y salvo y listo para adquirir todos los conocimientos
así como carácter áspero de su padre. Una tarde, Taurino ya con pelo encanecido
y una vida recorrida equiparable a la de diez personas; se sentó frente a la
ventana de su casa notando en el viento un aviso de lluvia torrencial
complementado con abundantes nubes de tono grisáceo acercándose a negruzco. Las
primeras gotas comenzaron a caer estallando en el suelo, recordándole su vida,
las primeras aventuras en su pequeño pueblo donde una vez fue presidente, cada
gota era un paso dado. Si sumara los pasos caminados a lo largo de su vida, tal
vez hubieran sido suficientes para dar varias vueltas al mundo, cada gota
también representada sus amoríos los cuales fueron bastos pero también lo
fueron las decepciones. De repente sucedió lo inesperado, la lluvia se encontraba
en su máximo esplendor cuando el granizo hizo su presencia, bolitas de hielo
golpeaban el cristal de la ventana y le recordaron los golpes de la vida que
arden dejando huellas socavadas en lo profundo de la piel. Ahí estaba Taurino
frente a la ventana viendo pasar el tiempo contando los segundos en gotas de lluvia
mientras su escudo de cristal le protegía de esas partículas de hielo que le
acechaban. Justamente esa tarde, Taurino había decidido marcharse pues quería
conocer un lugar nuevo del que su esposa le había hablado hace tiempo y ni el
granizo le impediría romper la puntualidad de tomar su tren dirigido por un maquinista
de manos frías y mirada oscura. Cuando el granizo caía pudo ver cómo se
deshojaban los ciruelos, los limoneros y los rosales haciéndole una alfombra
naturalmente colorida esperando ansiosa a ser pisada por un rey. Taurino se
marchó esa tarde, después de la granizada, después de resignarse a dejar atrás
todo y comenzar de nuevo.
martes, 10 de julio de 2012
Gota de lluvia y miedo
La gota de lluvia tiene miedo de ser lanzada al vacío donde
detonará en infinidad de fragmentos que dejaran de ser parte de un todo. Así es
el miedo, se retuerce en una especie de agonía escalofriante delatora de
ansiedad. La gota ve a sus hermanas gotas de agua cómo marchan y se precipitan
a su destino; deben llegar al suelo mientras allá arriba, en la nube, a miles de
pies de altura se enfrenta al instinto de supervivencia. Está acorralada, no
entiende porqué tiene que hacerlo, —nadie debería obligarme—pensaba, sin
embargo sus hermanas gotas de agua la miraban con repulsión. Los relámpagos son
una especie de bengalas usadas como señales de lanzamiento en medio de las
nubes, se acerca la hora, pronto será lanzado el regimiento al cual pertenece.
Es hora, la señal se ha dado y las primeras filas comienzan a lanzarse, muchas
gotas se congelan al intentar atravesar una gélida barrera invisible, otras se
desintegran en el intento de llegar al suelo, la suerte está echada como moneda
al aire en busca de una suerte que se fue de vacaciones indefinidas. Decidida, se
coloca a la orilla de la nube y se lanza.
[...]
[...]
La rescaté de una destrucción inminente, cayó en la palma de
mi mano.
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cuento,
Imaginación,
Literatura de bolsillo,
psicodelia
miércoles, 4 de julio de 2012
Apariencia
Lo mío parece ser mío
aunque no lo sea
lo tomo como mío
si está en mis manos,
la realidad me confunde
aquí en medio de la confusión vivo mejor.
Las servilletas quieren que escriba sobre ellas
ahora el salero se derrama,
y me caen siete años de salación en la espalda.
Sólo quiero tener en las manos
eso que parece ser mío, pero no me lo dan
sólo lo veo, es mío, pero no puedo tocarle
si pudiera liberarme de este vacío
reintegraría mi yo y pediría tres deseos,
bebería agua de todas las botellas
con el afán de encontrar
mensajes dentro de ellas.
Todos me miran, los miro
y nos aguantamos la risa
nadie quiere reír primero,
todos queremos reír al último.
Soy el que compra un boleto para el circo
cuando ya se acabó la función
mirando el espectáculo que nadie mira
mirar cómo la gente se marcha
es el mejor acto circense
y aplaudo fuertemente,
no sé si lloro de la risa
ó estoy riendo de lo que lloro.
Ya no sé
todo es culpa de la realidad
que me acurruca en sus brazos.
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