martes, 4 de diciembre de 2012

Emboscada



El jefe del clan ha ordenado
Con palabras de acero refinado:
«Cercad toda la aldea»
Pues presentía
Que el peligro, tarde que temprano
Florecería.
Muros, barreras aceradas
Fueron altamente levantadas.
Los hijos del gran lobo
Distraídos, vigilando la aldea
Ni en cuenta tomarían
Que la doncella, hija del lobo
Y hermana de ellos
Vulnerable e indefensa se encontraría.
Por más barreras y dagas que la protegieron
Al darse cuenta, ya era tarde
Pues un ogro ya había en ella, hecho estragos
Sembró en su corazón un amor falsificado.
Disfrazado de guerrero fortalecido
A esa doncella había conquistado,
Incluso ella se había dado cuenta
De que bajo un hechizo con aprobación involuntaria
Había caído
Los hijos acompañados por gran lobo;
Se lanzaron al acecho
Lograron ahuyentar al ogro malvado
Pero la impotencia se apoderó de ellos.
La doncella, del embrujo no podía ser liberada
Miles de pócimas, efusiones y magos locales
Intentaban de sobremanera extirparle sus males,
De nada sirvieron barreras fortalecidas
Rodeando la aldea bien protegida,
Si el enemigo estaba dentro, muy dentro
Mordiendo a su victima como un perro
Rabioso y sin la menor meditación.
Mientras el gran jefe lobo;
Desolado y arrepentido
No hallaba consuelo alguno,
A su hija había descuidado
Pues el cariño de padre,
Él se lo había omitido
Ella trataba de remendarlo
Y las puertas de su corazón
Abiertas había dejado.
El intruso, sin dos veces pensarlo
Había atacado.

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