sábado, 11 de agosto de 2012

Corre, Oscar, Corre


Con esto de las olimpiadas ese ímpetu glorioso deportista brota de la nada, dan ganas de desempolvar ese par de tenis de atletismo y salir disparado a competir con las señoras que corren a sus clases de zumba por las mañanas, se siente la libertad, las piernas y brazos comienzan a recordar poco a poco su objetivo: cazar, correr, zancada tras zancada. La maquinaria parece estar en buen estado, al menos los engranes se ven completos. Los pulmones le vuelven a hablar al corazón pues estaban peleados. De pronto brota Usain Bolt del interior, comienza la persecución cuando sueltan a la bestia que devora, el tiempo; inicia el cronómetro, una pelea ardua contra los segundo se desata, pareciera eterna, los segundos usan ropa aerodinámica y el cansancio hace su presencia metiendo freno de mano, los pulmones chupados asemejando a una lata de Coca-Cola apachurrada. Tiemblan las piernitas  temiendo desvencijarse. El sudor hace su presencia después de mucho tiempo. Hace tiempo ya no corría así, creo que se ve más entretenido, divertido, en la televisión.

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