domingo, 19 de agosto de 2012

Sin Nombre


Ya no sé mi nombre de memoria, recuerdo haberlo dejado ahí, sobre ese baúl apolillado y polvoriento junto a la cama, escrito con tinta china. Desapareció sin dejar rastro, pienso que fue mi culpa, cuando dejé la ventana abierta en una tarde de tormenta, tal vez me arrepienta por perderlo, tal vez no. Sin duda muchos ya tenían ese nombre si no mal recuerdo, eso me quitaba originalidad, y no estaba bien si «quería ser diferente a los demás», supuse. El nombre, la sombra, entre otros accesorios venían sellados en el mismo paquete como sucede con un electrodoméstico nuevo, poco a poco se van perdiendo las piezas originales. Ahora puedo llamarme como sea o mejor aún, quedarme sin nombre, ciertamente es una falsa ilusión porque el convencionalismo de la sociedad es llamar a las cosas por su nombre, ¿Qué más da?, alguien ya encontrará la forma de sustituir mi viejo nombre con otro. O llamarme de alguna manera.

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